Los rayos X son una forma rápida e indolora para que los médicos produzcan imágenes de los huesos dentro de su cuerpo. También son una herramienta común utilizada para diagnosticar problemas dentales y ayudar con su plan de tratamiento. La cantidad de radiación que recibe de una radiografía depende del tamaño y el grosor de sus estructuras óseas, cuántas radiografías se toman y con qué frecuencia se realizan. Los rayos X se clasifican como radiación ionizante, lo que significa que pueden dañar las células y el ADN al sacar electrones de la órbita alrededor de los núcleos de esas células. Esto puede cambiar la estructura de esas células y aumentar su riesgo de desarrollar cáncer.
La radiación que nos rodea proviene de fuentes naturales, incluida la luz solar, los alimentos e incluso el campo magnético de la tierra. Pero si se absorbe demasiado, puede aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades. Por eso es importante limitar su exposición a la radiación ionizante tanto como sea posible, como usar un collar de tiroides para una tomografía computarizada o usar rayos X digitales en lugar de los rayos X convencionales.
Tanto los médicos como los pacientes deben ser conscientes de los riesgos de demasiadas imágenes de diagnóstico y usar su mejor juicio para determinar si una radiografía u otra prueba de exploración es médicamente necesaria. No es irrazonable preguntarle a su médico cuántas radiografías son demasiadas y cuáles son los riesgos específicos de un procedimiento en particular, pero es importante recordar que a ningún paciente se le debe negar una radiografía u otra prueba de diagnóstico por miedo de radiación
Una radiografía médicamente necesaria puede ser muy útil y es segura para la mayoría de las personas de todas las edades. Sin embargo, demasiadas radiografías pueden exponer a su hijo a una radiación excesiva y aumentar significativamente sus posibilidades de desarrollar cáncer más adelante en la vida. Esto es especialmente cierto para los niños, que tienen sistemas inmunológicos más activos y cuyos órganos aún se están desarrollando.
Todos queremos que nuestros hijos se hagan las pruebas médicas que necesitan, y las radiografías son una forma excelente de ver lo que sucede dentro de sus cuerpos. Pero a veces los médicos hacen radiografías cuando no son necesarias o ceden a la presión de los pacientes que insisten en que se las hagan, a pesar de que la radiación ionizante aumenta el riesgo de algunos tipos de cáncer en los niños.
Como padre, debe poder tomar decisiones informadas sobre la salud y la seguridad de su hijo, pero también es importante comprender los beneficios y riesgos de las radiografías y por qué se recomiendan. Tómese un momento para preguntarle a su médico por qué cree que es necesaria una radiografía y asegúrese de que le explique cómo le ayudará a hacer un diagnóstico. Y si alguna vez le preocupa la exposición a la radiación de su hijo, consulte siempre con un pediatra o un médico de familia para obtener asesoramiento experto.